viernes, 19 de noviembre de 2010



Estaba sentada allí, lo único que recuerdo eran sus brazos tenues que rozaron mi frente. Luego escuche un murmullo de gente, pero entre esas infinitas discrepantes voces, oí una, que me llamo la atención. Sentí como el viento rozaba mi piel.  Me estremecí. Camine guiándome por esa hermosa voz.  Tropecé, me caí, me levante. Tuve que enfrentar dificultades, pero ahora estoy casi a mitad del viaje. Camino guiándome por esa voz, por esa única y magnifica voz, a la que sigo sin ver.

Julieta.

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